Andrés Arauz: «El dólar no es una varita mágica» para la economía de Ecuador
- Luis Eduardo Zambrano
- 15 jul 2022
- 3 Min. de lectura
El economista Andrés Arauz, excandidato a la presidencia por el partido de Rafael Correa, analizó con Sputnik la situación de la economía de Ecuador luego de 18 días de paro nacional y más de un año de Gobierno de Guillermo Lasso. Afirmó que América Latina debe avanzar en la creación de una moneda común.

Arauz por poco no fue elegido presidente de Ecuador en 2021. Fue el más votado en la primera vuelta, pero en el balotaje le ganó el actual mandatario, Guillermo Lasso. Ambos candidatos presentaban proyectos opuestos de país. Por ahora el plan neoliberal de Lasso no funciona.
En diálogo con Sputnik, el excandidato del expresidente Rafael Correa (2007-2017) evaluó el último estallido social de América Latina, el paro nacional en Ecuador, que finalizó el 30 de junio tras 18 días durante los cuales Lasso casi perdió su cargo.
«En la coyuntura, Lasso sale salvado por la campana. El fracaso del proceso de destitución [en la Asamblea Nacional] le dio una bocanada de oxígeno que, sabemos, no va a aprovechar en beneficio del pueblo ecuatoriano, sino de su fortuna personal», dijo Arauz, exministro coordinador de Conocimiento y Talento Humano del Gobierno de Correa.
La conclusión del paro fue difusa. Las organizaciones indígenas estaban desgastadas por 18 días de movilización en más de 300 puntos de bloqueo. La provisión de alimentos básicos y gas comenzó a escasear en varias ciudades. Por ello aceptaron firmar un acuerdo, aunque precario, con el Gobierno de Lasso, para poder de una vez regresar a sus comunidades.
Este 7 de julio transcurrió la primera ronda de negociaciones entre funcionarios del Gobierno y representantes del movimiento indígena, para dar solución a los 10 puntos que originaron el paro nacional el pasado 12 de junio. Es difícil determinar qué sector resultó más beneficiado o perjudicado por este contexto.
Para Arauz, «el movimiento indígena sale fortalecido como sujeto histórico. Sin embargo, está pendiente ver cómo esa energía tan fuerte, esa presencia en todas partes del país puede canalizarse de forma adecuada».
Según el economista, el movimiento indígena «debe canalizar esta energía hacia la construcción de un pacto histórico a la ecuatoriana, que permita la confluencia del movimiento indígena con organizaciones de trabajadores, estudiantes, mujeres, ciudadanía de distintas diversidades sexuales, campesinos y, obviamente, amplios sectores de la clase media profesional».
El excandidato del correísmo destacó la necesidad «de que se junte un gran frente patriótico por el bien del país, que pueda expresarse en el plano electoral disputando la hegemonía a una derecha cada vez más afincada en los aparatos de seguridad, de inteligencia y los medios de comunicación hegemónicos».
Las negociaciones entre el Gobierno y el movimiento indígena
Las rondas de negociaciones entre el Gobierno de Lasso y representantes de los indígenas para tratar los 10 puntos del paro nacional pasado comenzaron este 7 de julio. En un lapso de 90 días deberían estar atendidas todas las demandas.
Arauz se mostró escéptico con los resultados de esta negociación: «Evidentemente es una táctica dilatoria del Gobierno. El momento de presionar culminó con el fallido intento de destitución en la Asamblea a través de la figura de la ‘muerte cruzada’, que consta en la Constitución».
Mediante este mecanismo, para sacar a Lasso de la presidencia se necesitaban dos tercios de votos de la Asamblea, es decir 92 manos levantadas. Pero al momento de la votación, 80 legisladores apoyaron la moción. Faltaron 12 votos y Lasso se aferró al poder.
«Personalmente, creo que esa figura fue aplicada demasiado temprano, antes de hora. El protagonismo debía mantenerse en el pueblo, en los líderes populares, en las organizaciones sociales. Pero no se debía canalizar el conflicto para que tengan el protagonismo los aliados de Lasso en la Asamblea», consideró Arauz.
Los partidos aliados a Lasso «terminaron salvándolo y, obviamente, dando un enorme respiro al Gobierno».
En definitiva, el paro de 18 días marcó «un cambio en la correlación de fuerzas en el país de forma innegable. Los pueblos indígenas pueden asumir de nuevo su rol como sujeto histórico de un proceso de transformación».
El conflicto que apenas pudo sofocar Lasso «va a requerir una reflexión dentro del Estado y algunas instituciones gubernamentales».
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